El Reglamento 517/2014, del Parlamento Europeo y del Consejo sobre gases fluorados de efecto invernadero, conocido como la normativa F-Gas, ha marcado un calendario contrarreloj para culminar la migración hacia fluidos refrigerantes de bajo o nulo PCA. El sector del frío ha respondido con solvencia y las alternativas de refrigerantes con alto potencial frigorífico y bajo impacto ambiental son una realidad.

La norma establece las prohibiciones en el uso de gases refrigerantes y su eliminación gradual desde el año 2015 que entró en vigor hasta 2030. El escollo que están encontrando los esfuerzos de toda la cadena de valor del frío se refiere a la intensa actividad del mercado negro de HFC que, según el European Fluorocarbons Technical Committee (EFCTC) en el año 2018 aportó a la atmosfera hasta 34 millones de toneladas equivalentes de CO2. Es decir, además del daño a la industria legal, el perjuicio al medioambiente es enorme.

Aun así, el cambio es una realidad dentro de las diferentes gamas de refrigerantes. Estos están preparados para responder con diferentes alternativas a las distintas necesidades del usuario de instalaciones frigoríficas de manera que cada uno pueda elegir la mejor opción desde el punto de vista del rendimiento energético y la inversión. El gran reto que el sector del frío tiene por delante es la renovación del parque de instalaciones frigoríficas bajo parámetros de eficiencia y bajas emisiones.

  • HFO: la 4ª generación de los gases fluorados

Los HFO son las soluciones de menor impacto ambiental de los gases fluorados utilizados en sistemas de acondicionamiento de aire de vehículos y en enfriadoras. Debido a su inflamabilidad y al rango de temperaturas, estas sustancias puras son mezcladas con otros HFC para disponer de soluciones no inflamables (A1) respetuosas con el medioambiente.

  • Gases ligeramente inflamables A2L

Están siendo muy demandados por grandes usuarios de frío, como son los supermercados. Sus ventajas son un PCA bajo (una reducción de hasta 99% en comparación con generaciones de refrigerantes anteriores), no ser nocivos para la capa de ozono, excelente capacidad frigorífica, altas tasas de eficiencia energética y facilidad de conversión de la inversión.

 

  • Refrigerantes naturales

El CO2 se impone en la refrigeración comercial centralizada; el propano y el isobutano son utilizados en sistemas de carga baja e instalaciones de agua-glicol; el NH3 (amoniaco) en las instalaciones que necesitan grandes potencias frigoríficas y en los sistemas indirectos; y, por último, el aire también es una solución idónea para las aplicaciones emergentes. Por supuesto, el agua es otro refrigerante natural que surge de los sistemas más tradicionales del frío y que se sigue utilizando en instalaciones cada vez más avanzadas de torres de refrigeración.